Entre los muchos
peligros a los que se enfrentan los aventureros se hallan los
maleantes, personas que por diversos motivos pueden causar un mal al
prójimo. Las palabras que he recopilado en la presente entrada no
son las únicas existentes, sin embargo sí son las que tienen más
antiguedad. A pesar de ello se siguen empleando en la actualidad, lo
que demuestra que en uno de los oficios más antiguos del mundo hay
cosas que nunca cambian, y que también existe la especialización.
Asesino:
Del neoárabe haššāšīn
"adicto al cáñamo indio o haschis".
Nombre dado por los europeos, en tiempo de las cruzadas, a los
adeptos a la rama nazarí de la secta de los ismailíes. Organizados
en sociedad secreta (s.XI), empleaban sistemáticamente el terrorismo
contra sus adversarios. Es probable que los asesinatos fueran
cometidos bajo la influencia del hachís, o bien se tratase de
fanáticos adictos que recibían su "recompensa" tras hacer
el trabajo. Fueron eliminados en el s.XIII. Aunque el vocablo es
empleado antes varias veces y con muchas variantes, la palabra no
queda fijada ni se generaliza en el castellano hasta el s.XVIII, que
es cuando toma el significado de el que mata a otro con alevosía y
traición.
Bandido:
Raíz bha-2 (hablar). Del italiano sbandito derivado de
bandire "proscribir". Y se llamó así porque era
fugitivo de la justicia llamado por bando. Un bando es un edicto o
mandato de busca y captura o destierro solemnemente publicado por
orden superior. En España la palabra ya es conocida desde al menos
comienzos del s.XVI. Los bandidos solían vivir en el monte o en
eriales, de ahí que el salvaje oeste americano del s.XIX fuese una
zona adecuada para el bandidaje.
Bandolero o
banderizo: Tomado del catalán bandoler como consecuencia
del gran desarrollo de las banderías y luchas civiles en la Cataluña
de los siglos XV-XVII, que degeneraron en bandolerismo; el catalán
bandoler, deriva de bandol "facción", tomado
a su vez del castellano o aragonés bando. Esta palabra dio
origen a "bandolera" (correa que cruza el pecho y la
espalda y que sirve para colgar un arma de fuego), del catalán
bandolera derivado de bandoler porque así llevaban
ellos las suyas para comodidad en sus marchas por la montaña. De
Cataluña (tierra clásica del bandolerismo en el s.XVII) pasó el
vocablo a todas las lenguas europeas.
En España y
durante el siglo XVI hubo dos grandes focos de bandolerismo, el
andaluz y el catalanoaragonés; El mismo Fernando el Católico
organizó una campaña contra los bandoleros de Aragón en 1515.
Muchos de ellos, tanto en Aragón como en las Alpujarras (los
monfíes), eran moriscos, como los hermanos Lope y Gonzalo Xeniz; el
fenómeno se reprodujo también en la piratería marítima, porque
muchos piratas moriscos asediaron las costas mediterráneas de
España, sobre todo tras la llamada expulsión de los moriscos en
1609 por Felipe III; muchos de ellos se dedicaron a asaltar los
puertos mediterráneos y atlánticos de su antiguo país, como por
ejemplo el pirata Amurates. También fueron célebres Lucas de Burgos
"el afanador de Cabra", Pero Vázquez de Escamilla y otros.
Era habitual despeñar a sus víctimas en barrancos hondísimos para
que no quedara huella alguna de los crímenes.
En la Cataluña del
siglo XVI actuaban Antonio Roca, Testa de Ferro y Perot Rocaguinarda,
rememorado por Cervantes, y, ya en el siglo XVII, Joan Sala apodado
Serrallonga; muchos de estos bandoleros catalanes fueron en realidad
instrumentos del clan popular de los Nyerros o Nyarros en su lucha
privada contra el clan aristocrático de los Cadells. En el s.XVIII
la palabra designaba al que sigue a alguna facción por enemistad y
odio que tiene a otro, y se hace al monte, donde los unos y los otros
andan foragidos y en continua guerra, si bien también se aplicó a
los ladrones y salteadores de caminos.
Son dignos de mención los "trabucaires", bandoleros carlistas catalanes de mediados del s.XIX liderados por Ramón Felip. Vivían principalmente del robo y el secuestro. Las familias, clanes, mafias y guerras (en este caso las carlistas) en un territorio son el principal caldo de cultivo del bandolerismo. Debido a ello también en Italia y Japón fue un fenómeno persistente.
El significado que prevalece en nuestros días acerca de los bandoleros es erróneo. Muchos de estos conocidos y románticos "bandoleros" de los ss. XVIII-XIX no eran más que meros bandidos. La amplia mayoría de los bandoleros eran bandidos, pero pocos de la familia de los bandidos eran bandoleros (por ser un término muy genérico). Abajo el bandido José María Hinojosa Cobacho llamado "el Tempranillo".
Son dignos de mención los "trabucaires", bandoleros carlistas catalanes de mediados del s.XIX liderados por Ramón Felip. Vivían principalmente del robo y el secuestro. Las familias, clanes, mafias y guerras (en este caso las carlistas) en un territorio son el principal caldo de cultivo del bandolerismo. Debido a ello también en Italia y Japón fue un fenómeno persistente.
El significado que prevalece en nuestros días acerca de los bandoleros es erróneo. Muchos de estos conocidos y románticos "bandoleros" de los ss. XVIII-XIX no eran más que meros bandidos. La amplia mayoría de los bandoleros eran bandidos, pero pocos de la familia de los bandidos eran bandoleros (por ser un término muy genérico). Abajo el bandido José María Hinojosa Cobacho llamado "el Tempranillo".
Los últimos
verdaderos bandoleros en España fueron los maquis, quienes se
echaron al monte al terminar la guerra civil en 1939, solian vivir del secuestro y el robo. El periodo de
máximo apogeo guerrillero fue el comprendido entre 1945 y 1947. A
partir de este año se intensificó la represión franquista, que
poco a poco fue terminando con las partidas o grupos. Muchos de sus
integrantes murieron o fueron detenidos (lo que en muchos casos
supuso igualmente la muerte), otros escaparon a Francia o Marruecos.
En el año 1952 se procede a la evacuación de los últimos
contingentes de importancia. Desde ese año, quienes aún resisten en
el monte, negándose a elegir entre exilio o muerte, luchan ya casi
exclusivamente por la supervivencia. El final de los maquis lo marcan
las muertes de Ramón Vila en 1963 y de José Castro en 1965.
Caco: Primer
elemento de compuestos griegos, procedente de kakós "malo".
En España tomó el significado de "ladrón sutil". Se
llamaba también con este nombre a los que tienen mucho miedo a todo,
tomado de los ladrones, que por su delito son naturalmente medrosos.
Cuatrero:
Raíz kwetwer-, ped- (cuatro pies). Voz jergal abreviatura del
antiguo cuatropea (latín animalia quadrupedia) "ladrón
de cuadrúpedos". Tiene origen en la España del s.XVI.
Estafador:
Raíz stebh- (poste; apoyar, aguantar). Del italiano staffare
"sacar el pie del estribo" (al estafado se le deja
económicamente en falso como al jinete que queda en esta posición),
derivado de staffa "estribo": "Timar",
originalmente "pedir dinero con intención de no devolverlo".
En el s.XVIII tomó el significado de "el que con artificio y
palabras engañosas pide y saca dineros o cosa de precio y valor con
ánimo de engañar y hurtar". En el lenguaje jergal significaba
"el rufian que estafa o quita algo al ladrón".
Hurón: Raíz
bher-1 (llevar). Del latín fur "hurtador" "hurón";
aquí también se incluyen los vocablos hurgar, hurto, furtivo, furo
(huraño) y furúnculo. Coloquialmente un hurón es una persona que
averigua y descubre lo escondido. Pero en latín la palabra fur
o furo tomó también el significado de "hurtador que se
porta como un hurón". Asimismo, furunculus (furúnculo)
era su diminutivo, o sea, un joven o poco importante hurtador.
Hay una interesante acepción en laterensis "adlátere, guardia personal, ministro" que concuerda con mercenario. Isidoro comenta en sus Etimologías que latro (etimología popular como ya recogía Varrón) es el salteador de caminos que se esconde para emboscar a sus víctimas. Indica que procede del latín latrere "esconderse". Véase salteador.
Mercenario: Del latín merces, -edis, "paga, recompensa" (de la misma raíz que mercado, comercio y mercero). La palabra es ya conocida a comienzos del s.XIII bajo la acepción de "ladrón", posteriormente "el que guerrea o trabaja por una paga". La mala fama de los mercenarios ha sido común en todo el mundo, no es extraño que se les equiparase con los ladrones.
Mercenario: Del latín merces, -edis, "paga, recompensa" (de la misma raíz que mercado, comercio y mercero). La palabra es ya conocida a comienzos del s.XIII bajo la acepción de "ladrón", posteriormente "el que guerrea o trabaja por una paga". La mala fama de los mercenarios ha sido común en todo el mundo, no es extraño que se les equiparase con los ladrones.
Rapaz y raptor:
Raíz rep- (arrebatar); Ambos vienen del latín rapio. El
rapaz es aquel inclinado a la rapiña, dicho de otro modo el que se
apropia de lo ajeno con violencia. El comportamiento de este
individuo se asemeja al del "raposo" o a las aves de
"rapiña", no es casualidad que compartan etimología. Otro
animal famoso por su rapacidad es el lobo.
Verdaderamente rapaces fueron los mercenarios y ladrones, quienes practicaban inexorablemente el saqueo, la extorsión, el rapto y la violación (en inglés rape).
El raptor tiene tres
acepciones: el que rapiñea; el que comete con una mujer el delito de
rapto o bien la persona que secuestra a otra, por lo general con el
fin de obtener un rescate.
Ratero: Probablemente de la raíz red- (rascar, raspar, roer). Del latín rastrum "rastrillo", de ahí a cosa que arrastra (rastrero, arrastrar, rastrear). "Ratero" tomó varias acepciones en castellano: "rastrero, que se arrastra" "despreciable" "ladrón que hurta cosas de poco valor o de los bolsillos".
Robador:
Raíz reup- (arrebatar). Originalmente del germánico raubon
"saquear, robar". La palabra hace mención a todo aquel que
roba, es de poco uso en el castellano actual pero no así en el
inglés (robber). Es probable que "usurero" tenga
relación con el latín usurpo "tomar posesión por uso,
apropiarse de"; de ser así compartiría raíz etimológica con
"robador".
No hay comentarios:
Publicar un comentario